Saturday, July 9, 2011

Capítulo 2 :)

Cada fin de semana iba a aprender contigo en el picadero. Me advirtieron que eras un caballo con mucha energía, y que en malas manos podrías ser difícil de montar. Tras las clases te retiraba la silla, la cabezada y luego las vendas para que pudieras hacer lo que más te gustaba: ¡correr!
Por fin, llegó el momento de llevarte a casa conmigo; pero empezaste a sentir pánico al ver el remolque en el que debía transportarte.
Después de casi seis horas de intentar subirte al remolque, decidí llamar al veterinario para que te pusiera un sedante.
Uno de tus intentos de huída te costó romperte una de tus patas delanteras.
Al llegar a casa me tumbé dolorida, cansada, triste por pensar en qué te habrían hecho para estar así. Aún recuerdo como te levantabas de manos, intentando huir hacia cualquier parte.


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