Te conocí una mañana de invierno, eras el caballo más bonito que había visto en mi vida, de aires elegantes y crines trenzadas, y un chico te entrenaba en la pista. Te preparaban para la doma clásica. Paso lateral, trote en diagonal… e incluso habías aprendido pasos difíciles como el paso español, piaffe…
Decidí llevarte conmigo de paseo, monté y en pocos segundos supe que serías mi caballo. Supe desde aquel momento que haría una gran amistad contigo, pero no que fuera a ser tan especial.
No comments:
Post a Comment